VOY A ESCRIBIR UN CUENTO DE FLORES
Un cuento de plantas, bosques y flores.
Un cuento cursi, infantil, de niñas que juegan en las flores.
Un cuento melancólico, adulto, de mujeres que desearían pasar todo el día jugando.
Pero esto de las mujeres es cursi también,
más aún que lo de las niñas.
No importa.
Entonces intentaré que nadie me vea
para que me dejen en paz con mis flores,
con mis cursilerías.
Volveré a recoger flores.
A dibujarlas, a colorearlas.
A jugar con ellas, por qué no decirlo.
Escribiré ese cuento en hojas sueltas,
con retazos al vuelo de palabras,
de frases,
de párrafos,
de versos,
de estrofas despreocupadas.
Ilustraré ese cuento como una niña:
dando por terminados los dibujos rápidamente,
olvidándome de ellos al minuto
para dejarlos volar libres por el mundo.
Quizás consiga disfrutar como una niña
escribiendo y dibujando ese cuento.
Daría lo que fuera por poder volver a verlo,
leerlo y pensarlo todo con mis ojos de niña.
Quizás ese cuento de flores es el camino.